"¿Así que vivís cerca de barrio Ituzaingó? Ahh, ahí donde exportan cáncer...". Con esta negra ironía me contestó un compañero de la facultad hace bastante tiempo, cuando le comenté dónde yo vivía.
Muchos años y muertes después, la Justicia por fin está a un paso de comenzar un juicio histórico y hasta inédito, donde serán puestos en el banquillo dos productores agropecuarios y un comerciante de la zona.
Se los juzgará por la posible comisión de un delito contemplado en la Ley Provincial 24.051, cuyo artículo 55 prevé prisión de tres a 10 años para quien envenene o contamine la salud de las personas o el ambiente, usando residuos peligrosos, y que en caso de muerte de alguna persona, la pena puede llegar a los 25 años de cárcel.
Las investigaciones y pericias se hicieron, las muertes por cáncer ocurrieron, y es sabido que el factor contaminante más relevante en la zona de Ituzaingó Anexo, además del PCB de los transformadores de Epec y el agua contaminada con plomo, cromo y arsénico, son los plaguicidas que llegaron hace años a los tanques domiciliarios. Estas sustancias son fumigadas (palabra que creo que deriva de fumo, es decir, de humo) por los chacareros que tienen campos en zonas vecinas al barrio. El famoso "cinturón verde" de Córdoba.
En los Estados Unidos y la Unión Europea, las avionetas rociando pesticidas en los campos de cultivos ya están pasando a formar parte de la historia. Es que en esos países se han ido sancionando leyes que restringen el uso de estos productos tóxicos no sólo en campos próximos a zonas urbanas, sino que el Parlamento Europeo ya piensa en prohibir definitivamente el uso en cualquier lugar, por razones medioambientales y sanitarias.
Tenendo en cuenta que hay estudios que pronostican que para 2020 el cincuenta por ciento de la superficie terrestre de la Argentina estará sembrado de soja, espero que esta insensatez ambiental y climática encuentre freno. Todo dependerá de que la acusación hecha por un fiscal de la ciudad de Córdoba prospere y desemboque en el juicio que desde hace ocho años esperan decenas de madres de la barriada del sudeste capitalino.
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