Cuando estaban acorralados por el hambre y la guerra, o sea entre fines del siglo XIX y mediados del siglo XX, los recibimos con los brazos abiertos. La base de su actual prosperidad fue en gran medida el saqueo que realizaron en esta tierra durante la colonia, y pese a que ya estaba habitada, la llamaron soberbiamente "descubrimiento". Fue una conquista para el saqueo y el esquilme y ahora, bastante tiempo después, intentan criminalizar a los inmigrantes sin papeles, muchos de los cuales llegan desde Sudamérica hacia el viejo continente en las mismas condiciones que llegaron los europeos -abuelos y bisabuelos de muchos de los "sudacas" ilegales- a América. Hace pocas semanas, la Unión Europea determinó por ley su poder de retornar por la fuerza a inmigrantes indocumentados, con encarcelamiento por un período máximo de hasta 18 meses en "casos excepcionales". En Italia, Berlusconi ya aplica esta medida desde hace rato además de, por ejemplo, tomar huellas a los gitanos; sin embargo, no hace lo mismo con las decenas de grupos neofascistas y nazis que pululan en el norte de su país. ¿Será que los gitanos son más peligrosos que los fundamentalistas xenófobos y puristas raciales?
En las últimas semanas las noticias de naufragios y muertes de inmigrantes africanos en las costas mediterráneas han sido tapa en los diarios de todo el mundo, al punto que el presidente del Gobierno español, Rodríguez Zapatero, ha reclamado a los países ricos ayudar con una mayor porción de su PBI a países en "desarrollo" para luchar contra la pobreza. A pesar de constituir el pulmón de aparato productivo europeo, la inmigración aún no tiene el lugar que se merece en la agenda de la UE, con los efectos trágicos que esto causa. ¿Será que los europeos, padres de grandes civilizaciones, no han vencido del todo a Hitler?
jueves, 10 de julio de 2008
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