miércoles, 26 de agosto de 2009

Llegan los Garcor


Antes


Ahora


Señor empleado público, señor ciudadano de esta hermosa tierra mediterránea, ¡¡el Gobierno justicialista de la Provincia de Córdoba hará su vida más fácil!!
¡¡Porque usted
ya no tendrá más problemas de disponibilidad de dinero contante y sonante!! ¡¡Cash, money, efectivo, filo, pirapiré, grana, espèces, moneda, soldi, papota, tarasca, lana, mosca, son todas entelequias que quedarán olvidadas en un lejano y sufrido pasado!! ¡¡Es que con los Garcor, nuevas notas de cancelación de deuda de la Provincia, todo estará más que bien!!
¿Viajar al exterior? ¿Pagar un masaje relajante en Penélope Suite? ¿Dejar una propina dentro de la tanga de una bailarina en Rapoza Internacional? ¿Comprar divisas? ¿Adquirir heroína? ¿Traer productos electrónicos desde el Paraguay? ¿Apostar en el casino? ¿Abonar un plan de Cero Km? ¿Comprar una casa? ¡¡Todas esas cosas, y muchas más, serán posibles con las nuevas cuasimonedas
Garcor!!
¡¡Olvídese de especuladores y "arbolitos" trocando cada letra a ochenta y cinco centavos de pesos, como supo suceder con el abominable y rotoso
Lecor!! Ahora, el nuevo gobierno popular del compañero Cr. Juan Schiaretti, nos permitirá vivir una época tan gloriosa como la convertibilidad. Y no se olvide... con el bono Garcor, el que apuesta al dólar o al euro... ¡¡¡pierde como en la guerra!!!

miércoles, 19 de agosto de 2009

Ensayo narrativo sobre la transferencia interpersonal de capitales social, académico y simbólico



Iba llegando al Comité Nacional de Ciencia y Técnica para presentar una solicitud de beca de estudios superiores, cuando me encontré con Gloria, una vieja amiga de la vida.
-¿Qué haces por acá, Negri?- me dijo.
- ¡Holaaa Gloria! Vengo a pedir una beca para...
- ¿Quién te dirige?
- .... Ricardo Van Helsing.
- Aaahhh, ése le daba clases a una amiga mía en Trabajo Social, buen profesor ¿no?... qué bueno... Espero que te vaya bien.
- Sí, ojala, gracias. Bueno, nos vemos, que te vaya bien.
- Chau, ¡muac!

Mientras subo las escaleras del edificio, diviso unos escalones más arriba a otra chica. Era una ex compañera de la facultad, había empezado a estudiar un par de años antes que yo...
- ¡Eeehhh Sebas, cómo andás, tanto tiempo!
- Hola, ¿qué haces, Vale?
- Nada, vengo averiguar por un congreso. ¿Y vos?
- Vengo a presentar una solicitud para pedir una beca de doctora...
- ¿Y quién te dirige el proyecto?
- Eehh, ah, Van Helsing.
- Uuhhhh, qué bueno, el profe!!! Él fue el que me entregó el diploma cuando me recibí... ya hace seis años. ¡Che, qué suerte! Bueno, bárbaro, ¿no?
- Eehh, sí. Ojala se dé.
- Ay, sí, seguro. Bueno nos vemos, muac.
- ¡Muac!

Enfilo para la oficina de una tal Margarita Fat, directora del Comité, y veo que había ya una persona esperando. Mujer de cuarenta y largos, a quien le pregunto:
- Disculpe, la mujer que está sentada en el escritorio, allá adentro, es Margarita...
- Fat. Sí, es ella.
- Gracias.
- No, de na... ¿Y vos para qué venís? ¿Es por la beca?
- Eehh, sí.
- Mmm, me di cuenta por la carpeta que traés.
- Aahh, sí... ja!
- ¿Y quién es tu director?
- ¿Aahh?
- ¿Quién te dirige...
- Ah, mi director... Ricardo Van Helsing.
- Van Helsing, ah, sí. El de Comunicación... lo tuve de profe en el '84.
- No me diga...
- See... Uuuhh, pero vos estás re bien, entonces.
- Jee, aahh, bueno, gracias.
- Bueno, chau.
- Chau

Habían llamado de adentro de la oficina. Durante la espera, de unos tres minutos, venía hacia mí Pablo, el novio de una prima de mi novia. Doctor en Sociología, el tipo.
- Hola, Seba, ¿cómo andás?
- Hola, Pablo ¿Cómo andás? tanto tiempo... ¿qué andas haciendo?
- Yo trabajo acá. ¿Y vos qué hacés por acá?
- Vengo a pedir una beca, para hacer un doctorado en socio...
- ¿Quién te dirige?
- ...logía. Ah, Van Helsing. ¿Lo conocés?
- Sí, sí... bien. Bueno, espero que tengas suerte, che.
- Gracias, nos vemos, Pablo, un gusto verte. Chau.
- Chau che.

Legó mi turno. Entro...

- Buen día, Margarit...
- ¿Quién te dirige?
- Eehhh, mi nombre es Sebastian Gamuzzi y venía para presentar una solici...
- Sí, sí ¿Quién te dirige?- mientras, iba leyendo mi solicitud impresa.
- Eehh, ah, Ricardo Van Helsing.
- Van Hel... ajá, bueno. Sí, veo que tenés todo... muy bien, está agendada tu solicitud.
- Gracias, Marg...
- No hay por qué, hasta luego.
- Hasta luego.

Y de ahí, me fui a casa.

lunes, 17 de agosto de 2009

Mierda, ésta sí que es buena... y después dicen que los argentinos somos machistas


"A ver chicas... ¡Digan whisky...!"

"REPORTAJE: Elecciones en Afganistán

Si no hay sexo, no hay comida

Una nueva ley permite a los hombres de etnia hazara dejar sin alimentos a la esposa que rehúse satisfacer sus deseos.


Al presidente de Afganistán, Hamid Karzai, financiado por la comunidad internacional que combate al integrismo talibán, le llueven críticas por la nueva ley dedicada a la mujer chií, que fue publicada el domingo. El texto permitirá a los maridos de la etnia hazara que profesan esa confesión (el 9% de los afganos) castigar sin alimentos a sus esposas si éstas les niegan el tamkeen, el derecho a la satisfacción de las necesidades sexuales. (...) "



Nota de El País de España.
Créditos de la foto a quien corresponda.

sábado, 15 de agosto de 2009

Encuesta II

Se quedó espiándome después de que la molesté llamando a la vieja casa donde vivía. Era plena siesta en barrio General Paz y no podía enganchar ninguna encuesta. Época de elecciones. No podía hacérsela a ella porque no tenía domicilio ahí, pero extrañamente no entró. Mientras yo seguía tocando timbres y golpeando puertas de casas contiguas, me inquieté un poco por la manera en que esa chica me observaba, parada en el umbral de la puerta. Tenía una remera blanca que le llegaba a los muslos, tipo camisón corto, y estaba descalza. Entre rechazos y ausencias en las otras viviendas consultadas, ya no resistí más y volví sobre mis pasos para hablarle. Me dijo que se llamaba Soledad e intuí que me conocía, y de hacía mucho tiempo. Pero no se me ocurrió preguntarle nada, tenía la cabeza con un tifón de ideas y con ganas de terminar la jornada de trabajo. "Me llamo Sebastian", le dije, y ella me preguntó si me acordaba de "Bucor". Ahí caí. Había sido mi primera novia, hacía dos décadas, durante todo un año que habíamos sido compañeros en una escuela de natación. Ella era quien siempre estuvo al lado mío en mis primeros miedos al agua, quien me ayudaba a soportar a la malvada profesora del nivel dos, y la primera chica que yo había besado. Después de esa relación precoz no nos vimos más. Soledad estaba hermosa como supe imaginarla muchas veces luego de perderle rastro. Piel pálida, ojos grises levemente rasgados y cabellos larguísimos ondeados y negros, aunque estaba algo flaca y pintaba demacrada. Prometí volver a verla. Antes de despedirme me dijo que vivía con una tía anciana, y que estaba soltera y sin hijos, que tenía 28 años. Fui como a la semana, tomamos un café en su casa y me congeló al contarme que tenía cáncer de médula. No hube palabras que decir. Me fui pensando en hacerle otra visita, y los dias siguientes llamé a su celular pero nadie respondía llamadas ni mensajitos. Decidí volver a los dos meses y pico, pero me enteré que ya no vivía nadie en esa vieja casa.

Plomero

Estaba meta soplete, alicate y llave inglesa don Oviedo arreglando los caños del gas. Parecía muy compenetrado en la labor o muy sordo porque lo llamamos como tres veces y no nos escuchaba. Al final le gritamos y se dio vuelta respondiendo:
- ¿Sí?
- ¿Un mate amargo, don?
- No, tá bien, gracias.
- ¿Qué, le gusta dulce?
- No, no me gusta el mate.
- Pero... qué, ¿usted es ruso acaso?
- Sí, me llamo Oviedosky.

jueves, 6 de agosto de 2009

Entre ríos y cuchillas

Compañero de historias lejanas, tantas como pocas,

amigo de un alma melancólica, quisiera preguntarte hasta dónde podés hacer sentir lo que dibujas con acordes.

Tus tierras son para mí la muerte y la vida juntas, el flujo trágico y amoroso, la gloria y el olvido,

la reminiscencia de nuestro auge y nuestra perdición patria.

De excusas vive el hombre, y buena fue mi excusa profesional sólo para ir a verte,

no sólo a vos, claro, porque una gurisa me esperaba,

pero cuánto esperé y lloré ese momento, esa mbaraká mombyrÿ, que ojala llegara a sonar más una vez.

El tiempo pasa, años son de pronto,

cuatro o cinco que me hacen acordar a que en aquellos silvestres momento y lugar,

estrenaba mi esclavizante celular

y se me cortaban los aparatos entre los dientes.

Era el último suspiro adolescente.

Nos diste canciones que nunca más olvidaremos, entre cimarrones y vinazos amanecidos,

y te lo digo en plural porque no son pocos los que nos acordamos de vos,

maestro de los artistas empíricos de tierra y río adentro.

Fueron muy diversos los discos que me llamaron a tu remembranza,

los que me golpearon en ese año pasado, y en el anterior también,

los que me llevaron a esa segunda visita a tu pago equidistante

de las dos anchas e inagotables cintas azules que mecen nuestro truncado y desgarrado oriente.

Los que me empujan a hacer una tercera.

Mañana tengo clase con los pibes de quinto año, quienes me pidieron que escucháramos Ojala.

Flor de malditos inocentes, que no saben que la ametralladora poética de Silvio va a dispararme sensaciones hirientes.

Hirientes cuando pienso en volver a ver esos ojos del encarnado criollo mito erótico,

ese imposible del hermano de la gurisa famosa,

mientras tus manos acarician la fémina silueta perfecta y afinada

y vas con tus encantos de trovador allende las nubes.

Sé que volveré a verte, sé que estaremos nuevamente debajo de tu ñandubay,

con un buen tinto y tu amante de seis cuerdas,

recordando escenas y vivencias graciosas

y llorando de nuevo y eternamente ese verano pareciéndonos que es sin saber por qué.