- Che, que hay piedras sobre el ferrocarril. ¿Cuántos años tendrán?
- No sé, pero me parece que a éstas que están cerca del paso a nivel las pusieron hace poco porque están limpias, no tienen tierra pegada.
- ¿Y para qué las pondrán?
- Calculo que será para mantener firmes los rieles y que no se doblen. Aparte, deben servir para que se escurra mejor el agua cuando llueve.
- Ah… no sabía.
- Yo tampoco.
- Y entonces por qué me…
- Es que nunca me lo había preguntado.
- ¿Y ese tacho enorme arriba de la columna de fierro? Está todo picado.
- Es un tanque para abastecer a las máquinas, debe tener más de cien años. Es de la época de los ingleses, no te olvidés de que las locomotoras a vapor andaban a agua. Debe tener más de cinco mil litros.
- Ah, la marosca…
- Sí, parece más chico pero está bien alto, está.
- Antes se andaba mucho en tren, ¿no?
- Sí, nos íbamos al centro en tren. Viajábamos a Pilar o Río Segundo o a Buenos Aires en tren. Era bueno. En la época de los ingleses se lo mantenía bien, tenían inspectores en todos lados, ni una falla en el servicio. Un lujo.
- Yo el año pasado me tomé el Central para ir a Villa María.
- Yo antes tomaba siempre trenes.
- ¿Por qué se habrán venido tan abajo los trenes? Teniendo un país tan extenso hacen falta, ¿no?
- Es que el gobierno quería acabar con el dominio económico de los ingleses, porque el transporte de carga estaba controlado por ellos e iba todo dirigido al puerto... Entonces les compraron el ferrocarril.
- ¿Y qué pasó?
- Y, después de la compra el ferrocarril se arruinó. En el de pasajeros, subían cinco y pagaba uno. Así las cosas no se pueden mantener. Después los trenes desaparecieron. Ahora es el reino de los camiones.
- ¿Y qué me decís del tren bala?
- Bueh... apurate a juntar las piedras así nos vamos. Hace un calor que no se aguanta.
- Sí, las piedras están que pelan. Ya llené el balde, vamos nomás... Che, ¿volverá a haber trenes como antes?
-No, ya no volveremos a tener un país como antes.
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